Entre los síntomas de la intolerancia a la lactosa se encuentran la diarrea, las náuseas, la flatulencia, el dolor abdominal y/o hinchazón, que suelen presentarse pasados 30 o 45 minutos después de la ingesta de alimentos que contienen lactosa. Además de estos síntomas intestinales, la intolerancia a la lactosa puede provocar otros más inespecíficos como: dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y articular, problemas cutáneos y en mucosas como sequedad o úlceras en boca, e incluso afectación del estado de ánimo con nerviosismo, falta de concentración, abatimiento o depresión, provocados por ciertas sustancias generadas en el colon durante el metabolismo, y que en ocasiones pueden pasar desapercibidos. Estos síntomas varían entre individuos, ya que dependen de varios factores como la cantidad ingerida, el grado de deficiencia de lactasa o si se ha tomado sola o con otros alimentos. Sin embargo, el consumo de productos o de leche sin lactosa por parte de personas que no tienen diagno